Comentario
Durante el siglo XVIII las reformas urbanísticas reciben un gran empuje en las provincias, en donde intendentes y ayuntamientos aprovechan la floreciente riqueza comercial para construir vías de comunicación, puentes, puertos, pero también teatros y bolsas.La política urbanística oficial se lleva a cabo gracias a los intendentes reales, cuya actividad se encuentra en íntima conexión con el poder central. Aparte de la policía, en la que se incluye la administración y gestión de las obras públicas, les corresponde también la competencia en justicia y finanzas, lo que les permite llevar adelante sus proyectos con una cierta autonomía.Se abren numerosas places royales, tipo de plaza inaugurado en el siglo XVII, pero que a su carácter de exaltación monárquica, con la colocación en el centro de la estatua ecuestre del rey, se le añaden unos criterios de promoción económica. Su construcción supone la organización del centro comercial y direccional de la ciudad, e incluso, en ocasiones, forma parte de un proyecto más amplio de renovación de la misma.En gran parte de estas reformas intervino el arquitecto Jacques V. Gabriel, al principio como Primer ingeniero de Caminos y luego como Primer arquitecto, ayudado por su hijo Ange-Jacques Gabriel, que le sucedió a su muerte en 1742. Sus intervenciones suelen seguir siempre el mismo proceso; es llamado para resolver un problema o arbitrar en un conflicto y acaba por imponer su propio proyecto. Este es el caso, por ejemplo, de la reconstrucción de Rennes, destruida por un incendio en 1720.Burdeos se convierte en una de las grandes ciudades francesas gracias a su prosperidad económica, debida al comercio de productos tropicales. Los Gabriel llevan a la práctica las pretensiones de transformación del marco urbano defendidas por el intendente Claude Boucher, enfrentado a las posturas conservadoras de los ediles municipales. Proyectó horadar la muralla medieval para crear una place royale abierta al puerto, con el hôtel des Fermes, la Aduana y la Bolsa y en el centro la estatua ecuestre de Luis XV debida a J. B. Lemoyne. Simbólicamente, comercio, economía y monarquía quedaban enlazados en este claro conjunto urbano, cuyos primeros proyectos datan de 1729, aunque no se comenzó hasta diez años más tarde. Las reformas continuarán durante la segunda mitad del siglo y culminaron con el Gran Teatro de Víctor Louis, terminado en 1784.El promotor de la reforma de Nancy no fue un intendente sino un característico príncipe del Siglo de las Luces. Tras el tratado de Viena de 1738 el rey de Polonia Estanislao Lesczyriski es exiliado y en compensación se le otorga el Ducado de Lorena. Años después, en 1751, concibe la idea de construir en su capital, Nancy; una place royale que al tiempo que una interesada exaltación laudatoria de su yerno el rey Luis XV suponía un embellecimiento de su residencia. Sin embargo, la reforma no quedó reducida a esos fines celebrativos sino que también afectó muy positivamente a aspectos prácticos de la circulación urbana. Para ello contó con el arquitecto de la ciudad Emmanuel Héré de Corny.La Nancy con la que se encontró Estanislao se componía al norte de una ciudad medieval amurallada en donde se encontraba su palacio, agrandada al sureste en 1552 por una gran plaza (plaza de la Carrière) y al sur la ciudad nueva de planta regular, de la segunda mitad del siglo XVII. La Place royale (plaza Stanislas), con la estatua en este caso no ecuestre de Luis XV en el centro y cerrada en sus ángulos por las famosas rejas rococó de Jean Lamour, soluciona de forma perfecta el enlace entre las dos zonas, insertándose sin violencia en las estructuras preexistentes. Por una parte, a través de vías transversales, penetra en la zona moderna facilitando la circulación. Al norte conecta a través de un arco de triunfo con la alargada plaza de la Carrière, casi un pasillo que termina en el Fer á cheval (herradura), dispuesto transversalmente y con columnatas abiertas a la ciudad antigua.Frente a lo que, ocurre en provincias, París no tiene durante el reinado de Luis XV una gran actividad urbanística. Las numerosas construcciones de hôtels en el Faubourg Saint-Germain y en el Faubourg Saint-Honoré realmente no afectaron seriamente a la estructura de estos barrios y no se hicieron, por otra parte, con criterios urbanísticos. La especulación estuvo a la orden del día, llevada a cabo en muchos casos por los mismos arquitectos, que compraban el terreno, construían, vendían el edificio y con el dinero ganado repetían la operación consiguiendo pingües beneficios.Después de la Place Vendóme de finales del siglo XVII hay que esperar a 1749 en que se organiza un concurso para la plaza de Luis XV con el fin de colocar la escultura del rey que la ciudad de París había encargado al escultor Bouchardon. Tras un nuevo concurso sólo para académicos en 1753, al fin se encargó su ejecución a Anges-Jacques Gabriel. En el lado norte de esta plaza, hoy plaza de la Concordia, eleva dos edificios simétricos que enmarcan la nueva rue Royale, cuya perspectiva se cerraría con la iglesia de la Magdalena y al sur se abría la perspectiva del Sena. En el centro la escultura de Luis XV al mismo tiempo en el eje que enlazaba el palacio de las Tullerías con los Campos Elíseos. Es el último ejemplo del tipo de place royale que la Revolución -destrucción de la escultura real- y el siglo XIX -nueva iglesia de la Magdalena, al norte, fachada del Palacio Borbón al sur y, al este, desaparición del palacio de las Tullerías- se han encargado de modificar.